La alopecia androgénica es un problema bastante común. Al llegar a los 30 años, el 30% de los hombres sufre de alopecia. La cifra sube hasta el 50% cuando los hombres alcanzan el medio siglo de edad. Sin embargo, hay que destacar que la alopecia androgénica no es una enfermedad, ya que no pone tu salud en riesgo ni imposibilita el llevar una vida completamente normal. Sí que es cierto que la caída del cabello puede conllevar la aparición de algunos problemas psicológicos.
Desde una edad muy temprana los seres humanos lucimos nuestra cabellera. El pelo es una parte importante de nuestra presencia física y en muchos casos es nuestra seña de identidad y nos diferencia del resto. Por no hablar de que el ideal de belleza, el estándar de la imagen perfecta actual tanto en hombres como en mujeres es de personas que lucen un pelo bonito y bien cuidado que apoyan y favorecen las facciones de los individuos.
A lo largo de la historia poseer una frondosa cabellera era sinónimo de salud, de juventud y de potencia. Por ejemplo, la historia bíblica de Sansón y Dalila realiza una clara asociación entre el cabello y el poder. Cuando Dalila le corta el pelo a Sansón, este pierde de golpe su fuerza y su masculinidad.
Conservar el cabello puede ayudar a que te sientas más feliz y seguro de ti mismo. Por eso es útil seguir las pautas marcadas por los dermatólogos. Especialistas de IMD (Instituto Médico Dermatológico) recomiendan cuidar el cabello mediante la alimentación y una serie de rutinas de mantenimiento que ayudarán a retrasar la caída del cabello.
Los problemas psicológicos derivados de la alopecia
Con el paso del tiempo el pelo se debilita y comienza a caerse. Esta pérdida de cabello lleva asociada, en algunos casos, algunos problemas psicológicos de diversa gravedad.
- Baja autoestima y ansiedad: quienes pierden el pelo se perciben como personas menos atractivas y con menor confianza, lo que les afecta en las relaciones sociales y personales.
- Fobia social: las personas con alopecia pueden llegar a desarrollar un miedo a exponerse en público. La inseguridad y la autoestima baja es un motivo más que suficiente para hacer que las personas calvas sean más reacias a hacer vida social y a salir a la calle. La tendencia es esconder esta condición lo máximo posible.
- Trastorno de identidad: algunas personas experimentan la sensación de, en cierto modo, no reconocerse a sí mismas.
- Mal de amores: quienes sufren calvicie suelen pensar que la alopecia supone una traba decisiva a la hora de encontrar pareja, por lo que suele ser un problema más relevante para aquellas personas que no mantienen una relación sentimental estable.
- Cuadros depresivos: todos estos problemas pueden desembocar en una depresión, una enfermedad mental que puede ser muy peligrosa e incapacitante.
Estos problemas se suelen agravar aún más en el caso de las mujeres que sufren alopecia, puesto que, al contrario que los hombres, son pocas las mujeres que suelen perder el cabello. Así pues, las mujeres con alopecia no pueden evitar sentirse, en cierto modo, excluidas.
Cuando llega la alopecia urge asimilarlo de manera natural, sin darle importancia al asunto. Esto que puede sonar sencillo, en la práctica no lo es para nada. Por eso siempre es buena idea recibir la ayuda de profesionales que te puedan orientar y ayudar a superar cualquier problema que pudiera surgir.