Miedo al rechazo

“El hombre es un ser social por naturaleza”. Seguramente has escuchado esta frase más de una vez, pero, ¿qué quiere decir exactamente? Pues, en cierto modo, esta frase busca expresar que a las personas no nos gusta vivir aislados y solos.

Buscamos la compañía de otras personas, disfrutamos pasar el tiempo con otros, queremos sentirnos parte de un grupo. La aprobación y estima de los demás puede resultar de vital importancia para sentirnos bien con nosotros mismos.

Nuestro primer grupo de referencia son nuestros padres, lo cual constituye que desde nuestra infancia convivimos en sociedad, y es precisamente este grupo primario, el que determina gran parte de la personalidad de un individuo.

¿Qué pasa entonces cuando nos sentimos excluidos, rechazados o juzgados? ¿Qué nos ocurre cuando, en vez de sentirnos queridos y aceptados, nos sentimos apartados y criticados? Sin duda se generan en nosotros sentimientos negativos que pueden ir desde la rabia hasta la desesperanza.

Es que todos tenemos una necesidad de aceptación, por lo tanto, todos en mayor o menor medida hemos experimentado el temor a ser rechazados.

Sin embargo, este temor natural en algunas personas puede crecer demasiado, hasta el punto de limitar su vida, restringir sus actividades y generar grandes dosis de ansiedad; así el miedo al rechazo puede convertirse en una especie de fobia social que nos impedirá vivir una vida plena.

¿Cómo actúan las personas con miedo al rechazo?

Así como todos tenemos un deseo natural de ser aceptados, lo más probable es que todos hayamos experimentado alguna vez la situación opuesta, es decir, todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido rechazados: como cuando fuimos a esa entrevista laboral y no conseguimos el trabajo, o cuando declaramos nuestro amor a la persona amada y nos rechazó, o como cuando el grupo de amigos consideró que nuestras ideas no eran adecuadas.

La mayoría de personas logramos superar estos eventos de rechazo con relativa facilidad. Nos molesta, nos disgusta, nos entristece, pero luego continuamos con nuestras vidas sin detenernos demasiado en estas vivencias.

Para otras personas en cambio, puede no resultar tan sencillo. Ante el rechazo generan sentimientos profundos de indefensión, ven tocada su propia autoestima y les cuesta sobreponerse. Empiezan así a desarrollar un profundo miedo a que esta experiencia dolorosa les vuelva a ocurrir.

De pronto, aunque nadie los rechace, ellos siguen sintiendo miedo a que esto ocurra, y ese temor los vuelve aprensivos, desconfiados y reservados.

Así las personas con temor al rechazo, pueden llegar a obsesionarse con el tema y empezarán a percibir la realidad de forma distorsionada. Por ejemplo, si ven pasar a lo lejos a un compañero que no les saluda, asumirán automáticamente que no les quiso saludar.

Si están conversando con alguien y esa persona de pronto hace un gesto inusual, asumirán que es un gesto de desaprobación. Tenderán a interpretar todas las conductas de los demás como muestras de desaprobación o rechazo hacia ellos.

Entonces, aunque no exista un rechazo real, ellos se sentirán constantemente rechazados, y esto irá reforzando su miedo a no ser aceptados tal como son. Como una manera de protegerse, la persona que siente un gran miedo al rechazo puede actuar de dos formas:

1. Anteponer las necesidades de los demás para conseguir aprobación

Las personas que tienen miedo al rechazo suelen ser personas a las que les cuesta mucho decir que no. Por ejemplo, qué pasa si nos piden un favor, pero estamos con el tiempo justo y realizar ese favor implica que dejemos de hacer otras cosas.

Miedo al rechazo

Tal vez en el fondo no queremos hacer el favor, pero si decimos que no la otra persona se puede molestar con nosotros, podría pensar que somos malos amigos y podría terminar rechazándonos, entonces, para que no se enoje, terminamos por aceptar cosas que en realidad no queremos hacer, pues pensamos que así obtendremos la aprobación y el cariño de los demás.

El problema es que empezamos a posponer nuestras propias necesidades, lo cual nos hace sentir mal, podemos llegar a sentir cólera o fastidio por la otra persona, por pensar que es desconsiderada, pero en realidad si no expresamos lo que sentimos, es muy poco lo que la otra persona podrá hacer.

2. Aislarse: rechazar antes de ser rechazado

El temor al rechazo nos puede hacer crear una coraza alrededor nuestro. Nos aislamos de los demás en un intento porque sus actitudes y reacciones no nos afecten. “Si no me importa el otro, no me importará que me rechace”.

En casos más extremos podemos convertirnos más bien en los más duros jueces e ir por el mundo rechazando a todos. De este modo vamos buscando en los demás defectos que los descalifiquen, consideramos a los otros como tontos, o antipáticos, o falsos, o cualquier otro calificativo que nos haga sentir que lo que la otra persona opine o haga carece de importancia.

Sin embargo, tras esta “coraza” en realidad nos importa más de lo que queremos reconocer la opinión y actitud de los otros para con nosotros. Nos gustaría sentirnos aceptados, apreciados y valorados, pero tenemos miedo de que esto no ocurra y por eso buscamos ser los primeros en rechazar.

¿Qué consecuencias puede tener el miedo al rechazo?

He aquí las principales implicaciones del miedo al rechazo en los sujetos que lo padecen:

Dolor

El cuerpo humano no distingue entre el dolor físico y el dolor emocional, por lo tanto, cuando nos duele el rechazo de una persona, el cerebro liberará las mismas sustancias que cuando nos dan una bofetada. El dolor que experimentamos por el supuesto rechazo es tan real como cuando nos quemamos con el agua hirviendo.

Miedo al rechazo

Relaciones interpersonales insatisfactorias

Si todo el tiempo estamos preocupados en no ser aceptados nos será muy difícil establecer vínculos afectivos saludables, bien sea de amistad, de camaradería o románticos. Nuestra desconfianza y temor a perder la aprobación nos hará estar todo el tiempo en un estado de alerta que nos dificulta disfrutar saludablemente de la compañía de la otra persona.

En cierto modo, se podría decir que tenemos miedo a ser nosotros mismos por temor a que a los demás nos les guste nuestro verdadero “yo”.

Dejar de hacer lo que nos gustaría

El temor al rechazo está estrechamente vinculado con el temor al ridículo, pues generalmente cuando hacemos el ridículo somos vistos de forma negativa, sin embargo, a veces es liberador poder actuar libremente, sin pensar en si nuestras acciones serán o no del agrado de otros.

No se trata, por supuesto, de ser irresponsables con nuestro accionar y ponernos en riesgo a nosotros mismos o a otros, pero tampoco podemos estar todo el tiempo pensando en el qué dirán.

Yo por ejemplo siempre tuve ganas de cantar en un escenario, pero digamos que el canto no es uno de mis talentos más desarrollados. Sin embargo, hace algunos años tuve la oportunidad de subir a cantar una canción a un pequeño escenario, no había mucha gente y aunque me daba mucha vergüenza, decidí sacarme el clavo.

Seguramente canté bastante mal, y muy probablemente más de uno se hubo reído de la situación, pero yo aún la recuerdo como algo muy divertido, que tal vez nunca repita, pero que valió la pena.

Sin embargo, si tienes un temor al rechazo demasiado grande, tal vez te pierdas la diversión, quizá prefieras quedarte con las ganas de subir a cantar antes de pasar por las miradas de asombro de todo el público espectador.

Si bien esto puede no ser muy importante, podrías estar perdiéndote la oportunidad de hacer cosas que realmente quieres y que de uno u otro modo podrían enriquecer tu experiencia personal.

Trastornos de la ansiedad y del estado de ánimo

Si tu temor al rechazo sigue en aumento posiblemente experimentes síntomas de ansiedad ante situaciones sociales que no puedes evitar, como, por ejemplo, hablar en público. Muchas personas sudan mucho, sienten mareos y hasta se traban al hablar cuando tienen que enfrentarse a un auditorio. En su gran mayoría, esto nace del temor a ser rechazado.

Así mismo, si tu temor al rechazo te lleva a tener pocas amistades, a no encontrar pareja, y a aislarte en términos generales, llegarás a sentir gran insatisfacción con esta situación, pues, como decíamos al inicio, el hombre es un ser social. Estos sentimientos de insatisfacción se acompañan de frustración por sentir que es algo contra lo que no puedes luchar.

Así podrías llegar a padecer de un trastorno de depresión, del cual no es nada sencillo salir.

Cómo superar y vencer el miedo al rechazo

Por suerte para las personas que lo padecen, existen estrategias bastante efectivas:

Reforzar la autoestima

Tenemos que reconocernos como seres valiosos pero imperfectos. Asumir nuestra propia imperfección, e incluso así, querernos a nosotros mismos hará que podamos asumir que no siempre le podemos caer bien a todo el mundo, no siempre los demás estarán de acuerdo con nosotros, y no siempre nos sentiremos parte del grupo; pero no por eso somos menos valiosos, no quiere decir que no somos unas personas increíbles y que merecemos el afecto y el cariño de los demás, tanto como cualquier otra persona.

Aceptar nuestras experiencias pasadas

A veces hemos pasado por experiencias de rechazo muy fuertes que han dejado heridas abiertas, y esto hace que nos cueste mucho entender que uno no siempre puede ser aceptado.

La novia que nos rechazó con crueldad, los niños que nos hacían el vacío en la escuela, el jefe que nos repetía constantemente lo ineficientes que éramos. Estas son experiencias que nos pueden haber marcado, por lo que debemos reconciliarnos con aquello que hemos vivido.

Para ello muchas veces es recomendable pasar por un proceso terapéutico, donde el terapeuta nos ayude a descubrir y superar aquellos episodios de nuestra vida que aún nos generan dolor.

Modificar nuestros pensamientos distorsionados

Hace unos momentos mencionábamos que las personas con temor al rechazo suelen sentirse rechazadas innecesariamente, pues muchas veces interpretan la conducta de los demás de un modo muy negativo hacia ellos mismos.

Tenemos pensamientos distorsionados sobre la conducta del otro y siempre pensamos que lo que hacen los demás está dirigido en contra nuestra. Tenemos que aprender a identificar estos pensamientos y darnos cuenta de que tal vez la intención del otro no sea la de rechazarnos, y que quizá sean nuestros propios fantasmas los que nos atormentan.

Para aprender a reconocer y combatir estos pensamientos distorsionados, la ayuda terapéutica puede ser también de gran utilidad.

En conclusión, si tienes tanto miedo a sentirte poco aceptado, excluido o rechazado, que esto te impide llevar una vida plena, analiza por qué te sientes de ese modo y busca ayuda. Te aseguro que cuando consigas superar el temor al rechazo podrás disfrutar mucho más de las cosas triviales de la vida.