Psicología familiar

La psicología familiar se encarga de analizar la estructura familiar, miembro por miembro, comprendiendo a la familia como un sistema donde cada parte se mueve en función de sostenerlo. El todo es más que la suma de las partes que lo integran.

Este sistema posee reglas implícitas y explícitas que hacen que funcione de determinada manera sosteniendo ese «todo», logrando un proceso de retroalimentación mediante la posición que cada miembro ocupa dentro de esta estructura.

Enfoques de la psicología familiar: punto de vista causativo

Dentro de la psicología para familias veremos las crisis situacionales o no normativas, esto se le conoce a los eventos no premeditados o sorpresivos, que amenazan la tranquilidad de uno de los miembros de la familia o bien puede afectar a todos ellos.

En la primera clasificación encontramos los que se dan por adición, entre ellos entran los embarazos adolescentes, los embarazos no deseados o la inesperada llegada de alguien a vivir en nuestro hogar, creando esto problemas psicológicos de índole social.

En la segunda clasificación vemos a los de pérdida, aquí vemos accidentes o delitos dentro de la familia, perdida de trabajo de los encargados de la casa, aborto espontaneo o bien provocado, muerte de algún familiar, divorcio o separación de los conyugues, observar diagnósticos de infidelidad de la pareja, poseer hijos fuera del matrimonio y la hospitalización de algún miembro de la familia nuclear.

En este caso la psicología de familias es de gran ayuda para poder abordar este tipo de problemáticas que desestabilizan el sistema y rompen con su homeostasis.

También están por cambio de estatus, ya sea por exilio obligado de carácter económico o político, deserción o expulsión escolar de algún hijo, abuso de sustancias o de alcohol de alguno de los hijos, cesantía prolongada de alguno de los padres o de los dos, encarcelamiento de algún miembro.

Problemas y pautas a seguir en la psicología de familias

Te mostramos a continuación una serie de pautas muy básicas respecto a la psicología familiar, algo que hará que mejore directamente tu relación y que afectará a todo lo que ella abarque, desde hijos hasta en el día a día.

Ignorar el mal humor del otro

Una de las peores cosas que puede ocurrir en algunas de las parejas es que depositemos el mal humor en algún miembro de este sistema provocando así un desajuste en las reacciones y conductas que desatan desacuerdos y problemas.

Ignorar un comportamiento agresivo

Esto puede significar la extinción de la relación. Si ello se hiciese sin previo aviso o conocimiento por parte del otro, este ignorar podría servir para encender todavía más al otro miembro y, en ocasiones, incluso terminar en arranques violentos.

Es más fácil de llevar a cabo si el miembro que ha de ignorar sabe atribuir correctamente el mal humor del otro, y sabe imputarlo a causas externas y descargarlo de una manera mas productiva sin alterar a otras personas.

Desarmar al otro con agrados

Cuando estos arranques de hostilidad empiezan a generarse y todavía no son muy marcados, una buena estrategia es que el miembro que está controlado intente “desarmar al otro”, haciendo cosas que sabe le son especialmente gratas.

Esta forma de proceder es especialmente eficaz si hacemos hincapié en que, al llevarla a cabo, no se demuestra sombra de ironía. Una buena forma de potenciar su eficacia consiste en saber apoyarse, sobre todo, en la comunicación no verbal.

Cambiar el tema de conversación a algo que disfruten en común

Una vez más, esta estrategia puede funcionar si el arranque de hostilidad no está todavía en su cumbre. Consiste, sencillamente, en invitar al otro a hacer algo de manera conjunta. Algo que la experiencia nos ha enseñado que es especialmente grato para cada uno de ellos.

Empatía

Ponerse en la piel de la otra pareja, ver las cosas desde otros ojos que no sean los propios y expresar nuestra posición de manera empática, es otro de los métodos que algunas parejas utilizan con éxito para impedir el desarrollo de estos malos momentos.

Todas estas situaciones marcan a la familia de alguna manera, ya que en ocasiones dejan en la persona síntomas de desorganización, ansiedad y confusión, desestabilizan de tal forma a la familia que se ve vulnerable ante cualquier situación, haciendo que sus modos de protegerse cambien.

El fin y motivo de acudir a la psicologia familiar, es para que se descubran herramientas y recursos suficientes para poder afrontar las situaciones antes expuestas, así que si pasas por alguna de ellas, no dudes en acudir por ayuda y de consultar con un asesor matrimonial o un psicólogo matrimonial para que los oriente en poder resolver todo tipo de problema que suceda en la familia.

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