Miradas entre hombre y mujeres

Desde la antigüedad, el ser humano ha intentado desarrollar técnicas de seducción cada vez más sofisticadas para tener éxito con el sexo opuesto, en una continua búsqueda por potenciar sus cualidades individuales. Veamos cómo interpretar las miradas.

Una ayuda asombrosa para acercarse a las más refinadas técnicas de seducción la han constituido siempre los lenguajes no verbales más o menos innatos en cada uno de nosotros, es decir, todos aquellos comportamientos que no incluyen el habla, como moverse o adoptar una determinada posición, que nuestro cuerpo realiza, consciente o inconscientemente, cuando nos sentimos atraídos por una persona.

Ser capaces de controlar este tipo de comportamiento de nuestro cuerpo y poder interpretarlo en los demás, nos permitirá ser más interesantes para aquellos a los que queremos seducir y nos ayudará a entender si hay una respuesta positiva a nuestro acercamiento por parte del otro y maximizar las posibilidades de conquista.

¿Qué es el juego de las miradas y por qué es importante?

Una de las mejores técnicas de seducción, en el lenguaje no verbal, es el «juego de las miradas«, es decir, la situación en la que dos personas, situadas en un entorno que permite cierta cercanía, se «persiguen» más o menos tímidamente con la mirada.

Es una técnica de seducción muy intrigante, tanto para los hombres como para las mujeres, y al mismo tiempo es una señal útil que nos permite, de forma relativamente sencilla, entender si tenemos alguna posibilidad con la otra persona y evitar el riesgo de malas impresiones.

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Las ventajas y desventajas de jugar con la apariencia

Las ventajas de jugar con la apariencia son muchas:

  • Te permite disfrutar de la vista de una persona que te gusta estéticamente;
  • Determina un verdadero crescendo de deseo y emociones (cuando sus miradas se cruzan se sienten eléctricas gracias a la dopamina que fluye en su cerebro);
  • Te permite ponerte en juego sin arriesgar mucho;
  • Nos da autoestima, nos hace sentir más bellas;

Al ser desconocida para nosotros, la persona que tenemos delante adquiere el carácter que más nos gusta (por supuesto, esto puede convertirse en una gran desventaja potencial, porque nos hace idealizarla y si luego descubrimos que su carácter no es el que imaginábamos… la decepción es doblemente fuerte).

Por último, no hay que olvidar que un juego de miradas es extremadamente útil para comprender los aspectos psicológicos que pueden comunicar los ojos: si la mirada de la otra persona es emprendedora, estamos ante una persona segura de sí misma y depredadora; si la mirada es tímida, estamos ante una persona más sensible. Conocer esta información conlleva dos ventajas fundamentales:

  • Nos permite comprender de antemano, incluso antes de abrir la boca, si la persona que tenemos delante tiene un carácter que nos puede gustar o no;
  • Nos permite utilizar una táctica de aproximación diferente en función de si la persona es más tímida/reservada o más agresiva.

Desventajas del contacto visual

La principal desventaja del juego de las miradas -aparte de la posibilidad de malinterpretar las miradas, que hay que tener en cuenta- es que, si el juego de las miradas se prolonga demasiado y ninguno de los dos se anima (tal vez por timidez), no nace ninguna relación, sin embargo para algunos lo bonito es esto: tener la emoción de un flirteo (tal vez con varias parejas potenciales), sin algunas «complicaciones» relacionadas con una relación real, como traicionar «físicamente» a tu pareja.

Por no hablar de que alguien puede obtener placer de un juego de miradas que no pasa a mayores, porque es en sí mismo una fuente de autoestima y gratificación: «me mira, así que soy guapa».

¿Dónde jugar con la mirada? El juego de la mirada «territorial»

Las investigaciones han demostrado que las caras que hemos visto varias veces, en un entorno que conocemos bien, nos resultan más interesantes, agradables y tranquilizadoras, aunque no conozcamos realmente a la otra persona. Los casos típicos son:

  • Un salón universitario
  • El aula de secundaria
  • Una sala de estudio
  • La biblioteca
  • El gimnasio
  • El  parque
  • Un club al que vas a menudo.

Todos los lugares que tienden a estar poblados más o menos siempre por la misma gente. Esto le permitirá jugar con su mirada varias veces (incluso en días diferentes) con la otra persona y, con el tiempo, conseguir estos beneficios:

  • Tu cara le gustará cada vez más (una cara vista varias veces se considera estadísticamente más atractiva que la misma cara vista menos veces);
  • Darás más confianza a la otra persona (una persona vista varias veces se considera estadísticamente menos «peligrosa» que un desconocido);
  • Te da la oportunidad de partir de un punto común (por ejemplo, la forma física, si se ven en el gimnasio);
  • Te da la oportunidad de hablar con ella a través de cualquier amigo común que vaya al mismo lugar;
  • Cuando el día termine, podéis «darse una cita sensual hasta el día siguiente», quizás con una mirada de despedida un poco más larga que las demás.
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Ten en cuenta

Además, que quienes frecuentan estos lugares tenderán a volver con mucha regularidad: por ejemplo, en un gimnasio un chico o una chica que te interese podría hacer un curso todos los lunes, miércoles y viernes de 18.30 a 19.30 y tú, para estar casi seguro de encontrarte con él/ella, irás al gimnasio en ese mismo momento.

Una de las ventajas de un juego de miradas recurrente y «territorial» es que puede hacer que algunas situaciones, de otro modo bastante aburridas, parezcan más ligeras y emocionantes. Por ejemplo, cuando estaba en el instituto, me alegraba de ir al colegio cada mañana por el contacto visual con un compañero.

Lo mismo ocurre en el gimnasio, donde una sesión de entrenamiento puede ser más agradable si se intercala con el contacto visual: ¡sólo hay que asegurarse de que esta maravillosa actividad no le distraiga de la tarea que está realizando!

Un punto común

Lo interesante de los lugares enumerados en el párrafo anterior es que te permiten tener inmediatamente algo en común con la otra persona:

un visitante habitual de una biblioteca tendrá en común contigo el amor por la lectura, un frecuentador de un gimnasio compartirá contigo la pasión por el fitness: esto les acerca y además les permite tener un punto de partida para la posible conversación que seguirá al juego de miradas.

Además, la otra ventaja de una observación continua de un sujeto en un lugar restringido, te permite entender cuáles son sus gustos específicos y esto te da un engranaje extra para gustarle. Por ejemplo, si estás en la biblioteca y ves que suele leer libros de Platón, sabes que puedes iniciar una conversación hablando de que tu mito de la infancia era Sócrates.

O si ves que la persona que te interesa en el gimnasio siempre está haciendo el stepper, también puedes hacerlo a su lado iniciando la conversación sobre lo agradable que es para ti hacer ese equipo en particular.

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