Causas, síntomas y tratamiento del trastorno distímico

Todos sin excepción hemos tenido un mal día, todos nos hemos sentido tristes alguna vez, todos hemos pasado malos ratos. Pero ¿qué ocurre si esta sensación de desánimo, aburrimiento y falta de interés se prolonga demasiado en nuestra vida, hasta el punto de no permitir que desarrollemos nuestras actividades con normalidad?

Si conoces a una persona que está la mayor parte del tiempo triste o decaída, como apagada y sin ganas de nada, a la que le cuesta mucho disfrutar de la vida, pero que su tristeza no es tan grave como para ser considerada una depresión mayor, posiblemente se trate de un caso de trastorno distímico. Para conocer más sobre este trastorno, sus causas, síntomas y tratamiento, te invito a que leas con atención el siguiente artículo.

¿Qué es el trastorno distímico?

El trastorno distímico está considerado como un trastorno del estado de ánimo, similar a la depresión. Es cuando una persona parece haberle perdido el gusto a la vida y se encuentra decaída y sin energía.(1)

No se trata de estar pasando un mal momento, sino que todos sus momentos parecen ser malos, le cuesta mucho encontrar el lado bueno a las cosas. Son personas que sufren mucho y que, por más que lo intentan, no logran desprenderse de esos sentimientos de melancolía y depresión.

¿Cuáles son los síntomas del trastorno distímico?

Los síntomas en la distimia son de menor intensidad que los de la depresión, pero de mayor duración. En el caso de esta última, el tiempo de padecimiento de los síntomas debe ser de al menos 6 meses, mientras que la distimia tiene una duración de por lo menos de dos años. En caso de niños, es de un año.(1)

Se trata de personas tristes, melancólicas, que pasan la mayor parte del tiempo con el estado de ánimo decaído. Si bien pueden sentir alegría durante breves momentos, su sentimiento de tristeza parece acompañarles permanentemente en su estado de ánimo. No llegan a presentar síntomas agudos, como intentos de suicido, pero si encuentran dificultades para afrontar su vida de forma saludable.

Muchas veces estas personas reciben consejos de los demás, incitándoles a animarse y a ver las bondades que ofrece la vida, procurando una actitud adaptativa. Sin embargo, por más que lo intentan no logran mejorar su estado de ánimo; su pesar o tristeza parece ser más fuerte que ellos mismos.

A continuación, describimos los síntomas principales que acompañan a esta enfermedad:

  • Sensación de estar triste o desanimado: la mayor parte del tiempo, por un período de dos años a más. Cuentan con algunos momentos de alegría, que no tienen una duración mayor a los dos meses. Tras ellos regresan al estado de ánimo anterior.
  • Pérdida del apetito o apetito excesivo: bien sea porque tienen muy poca hambre o porque comen desmedidamente, parece haber un problema con el equilibrio en la alimentación.
  • Dificultades para dormir o aumento del sueño: pueden presentar problemas de insomnio, o, por el contrario, un sueño excesivo, deseando pasar el día entero durmiendo (conocido también como insomnio e hipersomnia).
  • Dificultades para concentrarse o tomar decisiones: son muy temerosos y no les gusta tener que tomar decisiones por sí mismo.
  • Sentimientos de desesperanza: suelen ser pesimistas, ver el lado negativo de las cosas, por lo que se angustian y sufren más de la cuenta.(1)

Para que una persona sea diagnosticada de trastorno distímico no debe haber tenido un diagnóstico anterior por trastorno depresivo mayor, pues en este caso se trataría de un trastorno depresivo mayor con remisión parcial.

En otras palabras, si la persona ya ha pasado por un trastorno depresivo y tras su cura aparecen los síntomas antes mencionados, se dice que su trastorno depresivo no se curó del todo, y se le diferencia del trastorno distímico.

Así mismo, estos síntomas no deben estar asociados al consumo de alguna droga o sustancia psicoactiva, ni tampoco se pueden explicar debido a la presencia de una enfermedad médica. Por ejemplo, un paciente con cáncer es normal que presente algunos de estos síntomas, pero en ese caso, no estaríamos hablando de un trastorno distímico

¿Cuáles son las causas del trastorno distímico?

En realidad, aún no se ha logrado determinar con exactitud las causas de la distimia. Se considera que, en términos generales, pueden ser las mismas que en los casos de depresión. Entre las principales causas que provocan este trastorno podemos señalar las siguientes:

  • Factores Biológicos: tanto en la depresión, como en la distimia, se observa una disminución considerable en el nivel de determinados neurotransmisores, como la serotonina. Lo que no queda aún muy claro es si el nivel de serotonina baja como consecuencia de los trastornos del estado de ánimo, o si los bajos niveles de dicho neurotransmisor, son lo que generan el trastorno.
  • Factor genético: las personas que tienen familiares con antecedentes de depresión o distimia elevan considerablemente sus posibilidades de sufrir dichos trastornos, por lo que se considera que el factor hereditario es relevante en la aparición de este tipo de enfermedades.
  • Factores ambientales: si bien puede existir una predisposición genética, la presencia de ciertos factores ambientales estresantes como la muerte de un ser querido, un trabajo excesivamente demandante, problemas económicos u otros motivos que generen prolongado estrés pueden ser detonantes de la aparición de este tipo de trastornos.

En general, los psicólogos tienden a creer que no es una sola causa la que explica este tipo de trastornos sino la combinación de ellas las que al final determinan la aparición de estos cuadros.

¿Quiénes pueden sufrir de trastorno distímico?

El trastorno distímico puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, aunque se da con mayor incidencia en mujeres.(2)

Aproximadamente el 4% de la población sufre de este trastorno. Sin embargo, es posible que existan muchos casos no diagnosticados, puesto que sus síntomas son crónicos, pero no revisten mayor gravedad, por lo que muchas veces estos pacientes no visitan a su doctor por dicho mal.

Aunque es más común en adultos que en niños, algunas veces puede presentarse en niños. En estos casos, más que un estado de ánimo apagado o decaído, encontramos una irritabilidad excesiva.

Cuando el trastorno aparece antes de los 21 años se dice que es de aparición temprana y si aparece después de los 21 años es de aparición tardía.

¿Cuál es el tratamiento para el trastorno distímico?

Lo más recomendable en estos casos es combinar el tratamiento farmacológico con la psicoterapia y así, maximizar los beneficios de ambos.(3)

1. Terapia farmacológica

El tratamiento distímico se trata, en la mayoría de los casos, con antidepresivos. Es necesario ir probando, bajo las indicaciones del médico tratante, el tipo y dosis de medicación que mejor se adapte a las necesidades de cada paciente.

Es muy importante seguir las indicaciones médicas al pie de la letra, pues caso contrario, podría tener efectos no deseados. Igualmente, la suspensión brusca del tratamiento farmacológico puede incluir efectos secundarios, por lo que antes de abandonar el tratamiento debemos consultar con el médico.

La mayoría de fármacos antidepresivos buscan aumentar la cantidad de determinados neurotransmisores, entre ellos la serotonina, de tal modo que se logre regular el estado de ánimo.

2. Psicoterapia

Existen distintos enfoques terapéuticos para abordar el problema, como el psicoanálisis o la terapia cognitiva-conductual, entre otros. Aquí te daremos algunos alcances de lo que se trata generalmente en la terapia psicológica:

3. Concientización de enfermedad

Es importante que la persona sepa que padece una enfermedad y que, por lo tanto, debe recibir un tratamiento adecuado para ello. No se trata simplemente de “ponerle ganas” o de “mejorar su actitud”. Por lo tanto, la persona debe conocer en qué consiste el trastorno que padece y todos los pormenores que le ayuden a entender mejor lo que está viviendo.

4. Manejo de la ansiedad

Es importante lograr que la persona puede manejar sus propios estados ansiosos, ya que posteriormente le pediremos que cambie ciertos aspectos en sus patrones de conducta. Esto puede resultar amenazante para ella, por lo tanto, se le enseñan diversas técnicas de respiración y relajación que le ayudarán a tener mayor serenidad cuando lo requiera.

5. Activación conductual

Como hemos visto en la sintomatología, para este tipo de pacientes puede resultar especialmente difícil tomar decisiones. Ello les genera inseguridad y repercute negativamente en su autoestima, ya que no se sienten capaces de hacerse cargo de sus propias vidas.

Por lo tanto, necesitamos que, de manera paulatina, la persona vaya afrontando por sí misma algunas decisiones, que se vaya haciendo cargo de sus propios actos. Esto nos permitirá reforzar su autoestima y conseguir que sienta gran satisfacción por los logros obtenidos.

Así mismo, es muy probable que la persona haya dejado de hacer actividades que le resultaban gratificantes, simplemente porque no se sentía con ánimos para realizarlas.

Nuevamente, poco a poco, la persona debe retomar sus actividades, sobre todo las de índole social, ya que así podrá generar más y mejores relaciones interpersonales y tener mayor cantidad de espacios de esparcimiento y diversión.

Cómo prevenir las recaídas

cuando la persona empieza a sentirse mejor, corremos el riesgo de que ya se sienta “curada” y decida abandonar el tratamiento. Si esto ocurre, podrían volver a aparecer los síntomas, por lo que el paciente debe estar preparado para actuar si en algún momento siente una recaída. En esos casos, la búsqueda temprana de ayuda será de vital importancia.(4)

En conclusión, podemos decir que la distimia, al igual que la depresión, es un trastorno del estado de ánimo y como tal, no basta con “ponerle ganas” para que desaparezca; es necesario recibir el tratamiento adecuado. Así que, si sufres de un trastorno distímico, o conoces a alguien que sufra de ello, te recomendamos que busques ayuda profesional cuanto antes.