Si te preguntara si quieres ser feliz, sin lugar a dudas me responderías que sí. Pero si te preguntara qué es la felicidad, es probable que no te fuera tan fácil responder.
¿Por qué nos interesa tanto ser felices si no sabemos con exactitud de qué se trata? La felicidad, como podemos ver, es un tema complejo, subjetivo y que no tiene una sola definición.
Pero más allá de las dificultades para definirla conceptualmente, todos tenemos claro que es algo positivo y deseable en nuestras vidas. Es la felicidad tal vez la más grande de las metas y de las aspiraciones del ser humano.
Analicemos, entonces, un poco más sobre qué es y qué no es felicidad, y lo que es más importante: cómo conseguirla.
¿Qué se considera felicidad?
Existen innumerables conceptos y descripciones de felicidad. Seguramente cada persona tiene su propia concepción de lo que significa la felicidad en su vida. Pero si queremos precisar este concepto, podemos decir que es un estado de ánimo que supone satisfacción y agrado con lo que se vive en un determinado momento.
Para poder entender mejor este concepto pueden señalarse algunos aspectos que no son felicidad.
¿Qué no es la felicidad?
- No es alegría: la alegría es una pieza fundamental de la felicidad, pero no es exactamente lo mismo. La alegría es una emoción y como tal es pasajera. Por su parte, la felicidad es un estado de ánimo, lo que determina una mayor duración en el tiempo.
- No es ausencia de problemas: cuando tenemos un problema tendemos a pensar que una vez que se solucione seremos felices. Sin embargo, esta circunstancia no es real, pues esta va más allá de la ausencia de dificultades. Porque no es una meta, sino una disposición a un estado.
- No es conseguir algo deseado: cuando carecemos de algo, sobre todo material, pensamos que esta radica en lograr tener aquel bien tan preciado. Sin embargo, una vez que lo conseguimos no logramos esa sensación de bienestar pleno conocida como felicidad, por lo que nos encontramos rápidamente deseando otra cosa.
- No es pasarlo bien: el que es feliz sin duda lo pasa bien, pero no basta pasarlo bien para ser feliz. Si, por ejemplo, me siento profundamente insatisfecho con mi vida y me voy a una fiesta el sábado por la noche, seguramente me divertiré y tendré un momento agradable. Pero el domingo por la tarde no me encontraré más feliz de lo que estaba antes de ir a la fiesta.
Pero si nada de esto es la felicidad, ¿cómo podemos responder a esa pregunta? Para ello vamos a ayudarnos de dos disciplinas científicas que se han dedicado a investigar al respecto: las neurociencias y la psicología positiva. Veamos qué aportan cada una de ellas.
La felicidad y las neurociencias
Son muchas las investigaciones que se ha efectuado sobre la felicidad y su relación con las hormonas, con los neurotransmisores y con las zonas específicas del cerebro que se activan cuando estamos felices.
Así es como sabemos hoy en día que son tres las hormonas y neurotransmisores responsables del placer y la felicidad:
- Las endorfinas: son sustancias naturales sintetizadas por el cerebro. Actividades placenteras como bailar, escuchar música, comer chocolate, conversar con los amigos o practicar meditación, producen distintos tipos de endorfinas, que se almacenan en el hipotálamo (parte del cerebro responsable de nuestras emociones) y generan sensaciones de bienestar y placer.
- La serotonina: es el neurotransmisor responsable del humor. Gracias a la liberación de serotonina podemos cambiar nuestros estados de ánimo, controlar la ira, regular el sueño y el apetito. Cuando una persona sufre de depresión le recetan una medicación que pretende mantener elevados los niveles de serotonina.
- La dopamina: Es un neurotransmisor liberado por el hipotálamo y cumple con múltiples funciones, algunas de ellas vinculadas con la motricidad. Por ello, su disminución puede llegar a producir Parkinson. En cuanto a su relación con la felicidad, se dice que la dopamina es la hormona del deseo, que actúa más en el “querer” o “desear” algo que en el placer mismo generado cuando se obtiene lo deseado.
Por otra parte, si tuviéramos que indicar dónde se encuentra la felicidad, los científicos nos dirían que se ubica en el precuneo. Este es un pequeño núcleo ubicado en el lóbulo parietal y que parece estar relacionado con la felicidad.
Según los estudios llevados a cabo, dicha área del cerebro tenía mayores dimensiones en personas que señalaban que la sentían de una manera más intensa. Asimismo, existen estudios que han demostrado que algunas prácticas, como la meditación, incrementan la materia gris dentro de esta zona del cerebro, lo que a su vez aumenta la percepción de felicidad.
La felicidad y la psicología positiva
No solo las neurociencias han estudiado la felicidad. Otra perspectiva del tema se obtiene a partir de la llamada psicología positiva.
¿Qué es la psicología positiva?
Hace más de 10 años, Martin Seligman (conocido psicólogo) empezó a notar que la psicología en general estaba mucho más enfocada en los trastornos psicológicos que en las personas. Se interesaba principalmente en los aspectos negativos que se debían mejorar en los pacientes, ofreciendo pocas respuestas a las personas que sin padecer ningún tipo de enfermedad mental querían potenciar sus capacidades.
Es así que nace la psicología positiva, buscando dar respuesta a esa gran cantidad de personas que no pueden ser considerados “pacientes”, pero que buscan modos para ser cada día más felices.
¿Qué ha descubierto la psicología positiva sobre la felicidad?
Según Seligman, para ser felices necesitamos sentir satisfechas nuestras necesidades, pero no basta con esto. Para ser feliz debemos alcanzar un estado de bienestar. Esto es, sin duda, más complejo y de un mayor plazo que la simple sensación de satisfacción.
El mismo autor nos aclara que ser feliz no significa estar alegre todo el tiempo o sonreír a cada rato. Para él, la felicidad se basa en cinco pilares elementales:
- Emociones positivas: se considera que las personas que son capaces de generar mayor cantidad de emociones positivas durante el día tenderán a ser más felices que aquellas que todo el tiempo perciben las cosas de manera negativa. No se trata de que a algunas personas les ocurran más cosas buenas que a otras, sino más bien de cómo algunas personas perciben lo que les pasa de forma más positiva que otras.
- Compromiso: cuando realizamos una actividad, cualquiera que esta sea, podemos hacerla simplemente por salir del paso o comprometernos con ella, entregarnos a un determinado objetivo y dar todo de nosotros para cumplirlo. Según la psicología positiva, las personas que se comprometen con sus actividades logran experimentar una mayor satisfacción consigo mismos y, por ende, una mayor felicidad.
- Relaciones positivas: qué duda cabe de que somos seres sociales. Por lo tanto, no podríamos ser felices viviendo aislados del mundo. Necesitamos establecer relaciones de confianza, lazos duraderos y sólidos. La calidad de nuestras relaciones aumenta nuestra felicidad. Así pues, si tenemos una relación de pareja conflictiva, si desconfiamos de los amigos, si las relaciones en el núcleo familiar vienen cargadas de tensión y discrepancias, esta se alejará de nuestras vidas. Si, por el contrario, generamos lazos basados en la confianza y el respeto, nuestra interacción y la convivencia con otros será armónica y agradable, lo que nos producirá unas mayores oportunidades de experimentarla.
- Sentido de la vida: los seres humanos tenemos la necesidad de trascender, de dejar huella con lo que hacemos, de sentir que aportamos a la sociedad a la que pertenecemos. Por lo tanto, si encontramos nuestro sentido de la vida nos acercaremos un poco más a la felicidad.
- Logro: necesitamos sentir que lo vamos haciendo bien, que alcanzamos lo que nos proponemos, en otras palabras, que lo logramos. Por eso es necesario que establezcamos metas realistas pero desafiantes, ya que su consecución nos ayudará a sentirnos más satisfechos y felices.
¿Qué puedo hacer para sentirme feliz?
Antes que nada, es necesario reconocer que la felicidad es un camino que se construye: se conquista, va desde adentro hacia afuera.
Muchas veces esperamos que ocurran cosas en nuestras vidas para que nos llenen de felicidad, pero no funciona por qué, como hemos visto, está más en función de cómo vemos la vida que en función de las cosas buenas o malas que nos pasan.
Por lo tanto, si quieres ser feliz no esperes que te toque la lotería. Más bien, empieza a trabajar en ti mismo. Estas son algunas cosas que puedes hacer para ser más feliz:
- Observa si eres una persona positiva, capaz de disfrutar de las cosas simples que tu día te ofrece. ¿Generas más emociones positivas o negativas durante tu día? ¿Puedes ver el lado positivo de las cosas? o ¿solo te enfocas en lo negativo, en lo que falta, en lo que salió mal?
- Analiza si realmente te comprometes con las tareas y actividades que realizas. Si no son de tu agrado tal vez debas pensar en cambiar de actividades, pero es necesario que pongas el corazón en lo que haces.
- Examina la cantidad y calidad de las relaciones interpersonales que generas a tu alrededor. ¿Son profundas?, ¿sinceras?, ¿de largo plazo? ¿te hacen sentir bien?
- Dale un sentido a tu vida: El sentido de la vida es algo muy personal que solo tú mismo puedes encontrar. Si aún no has descubierto el sentido de tu propia existencia, tal vez sea momento de pensar en ello.
- Plantéate metas: Ponte siempre objetivos en el camino, cosas que quieras lograr. Recuerda que las metas deben ser desafiantes pero realistas. Si son demasiado simples o demasiado elevadas terminarán por desmotivarte en vez de conducirte a la felicidad.
- Busca tu felicidad: Recuerda que tienes todo lo que necesitas para ser feliz y mereces serlo. No te conformes con menos. Y con esto no me refiero a bienes materiales, sino a encontrar la felicidad dentro tuyo.
Espero que este artículo te ayude a comprender como se puede ser feliz de forma permanente. Si tienes algo más que aportar, comparte tu opinión en los comentarios, estamos deseando debatir contigo.