Sin duda, en algún momento de tu vida habrás tenido que decidir si perdonar o no a alguien. Seguramente también, en más de una ocasión, has pedido a alguien que te perdone por algún acto cometido.
Comprenderás, entonces, que, aunque el perdón es algo cotidiano, no siempre es sencillo. Tanto pedir perdón como perdonar son actos que requieren de entereza emocional y que nos pueden costar un poco.
Te invito a reflexionar más sobre el tema, para analizar su importancia y comprobar cómo el perdón puede llegar a ser profundamente liberador.
Lo primero que debemos aprender sobre el perdón no es una tarea sencilla: aprender cómo pedirlo. Aunque puede parecer un acto simple, no siempre resulta fácil y muchas veces evitamos hacerlo.
¿Por qué nos cuesta tanto pedir perdón?
Pedir disculpas implica admitir que nos hemos equivocado, que hicimos las cosas mal, que fallamos. Esto puede ser algo doloroso para nuestro ego, pues a nadie le gusta sentir que lo hizo mal. Tal vez superar el propio orgullo y admitir públicamente que debimos haber actuado de un modo distinto es lo que hace que nos cueste un poco.
Por otro lado, este hecho no necesariamente logrará que las cosas se solucionen como por arte de magia. Podría pasar que venzamos nuestro orgullo, pedimos perdón y nos rechazan. Es decir, no aceptan nuestras disculpas.
Entonces nos sentiremos doblemente mal: mal por el error cometido y mal por el rechazo posterior. El temor al rechazo también hace que nos lo pensemos antes de pedirlo.
Sin embargo, es muy beneficioso, no solo para la persona a la cual ofendiste o con la cual te equivocaste, sino también para ti mismo. Puede ser el paso más importante cuando quieres que las cosas mejoren. Cuando pedimos perdón logramos enmendar nuestros errores, cuidamos nuestras relaciones interpersonales y nos acercamos un poco más a la paz interior.
Los 6 primeros consejos para aprender perdonar
Aquí te damos algunos consejos prácticos para pedir perdón:
1. Analiza los hechos y reconoce tus fallos
Solo funciona cuando se hace de corazón, es decir, cuando realmente somos conscientes de lo que hemos hecho y queremos hacernos cargo de ello. De nada sirve pedir perdón “de boca para afuera”, sin sentir realmente lo que estamos diciendo.
Puede pasar que alguien se moleste con nosotros pero que no seamos completamente conscientes de la razón de dicho enojo. No nos damos cuenta de forma inmediata de aquello que fue lo que estuvo mal.
Por lo tanto, para poder pedir el perdón de corazón lo primero que tenemos que hacer es analizar la situación, descubrir y admitir que es lo que realmente estuvo mal (cómo hicimos sentir a la otra persona o qué consecuencias no deseadas provocaron nuestras acciones). De este modo, cuando ofrezcamos nuestras disculpas serán sinceras y reales.
2. Acércate a la persona que le debes las disculpas y pide perdón
No basta con que reconozcas a solas que lo que hiciste estuvo mal. Tu conducta afectó a otras personas y esas personas merecen que les ofrezcas disculpas.
Aunque puede resultar difícil, es necesario que des la cara, y de forma personal y sincera debes perdón a quien lo merece. Sin duda, cabe la posibilidad de que la otra persona no quiera perdonarte, tal vez ni siquiera quiera oírte, pues su enojo puede ser grande.
Aunque en ese momento no te diga nada, posteriormente valorará el gesto, pues es un acto de hidalguía y habla bien de ti y de tus buenas intenciones.
3. Escucha lo que la otra persona tiene que decir
Muy probablemente la otra persona o personas a las cuales ofrezcas tus disculpas hayan estado muy molestos contigo y tengan mucho por decir.
Es necesario que las escuches con atención, pues así demostrarás que tu preocupación por ellas es real y que tus deseos de enmendar las cosas son sinceros. Probablemente te digan cosas poco agradables, pero te tocará entender que esto es lo aconsejable para aceptar los errores cometidos.
4. Haz lo que puedas por solucionar las cosas
Si bien es cierto que no puedes hacer que el tiempo vuelva hacia atrás y borrar todo aquello que paso, si puedes ayudar a solucionarlo, por lo menos en parte. Si, por ejemplo, perdiste un libro que te prestaron, no bastará con unas sinceras disculpas, deberás reponerlo con uno nuevo.
Habrá cosas que ya no tengan solución, como una palabra insultante o algunos hechos consumados. De todos modos, piensa antes de pedir perdón de qué manera podrías compensar a la persona por lo sucedido y ofrece hacer lo necesario para ello.
5. No vuelvas a cometer el mismo error
De nada servirá que pidas perdón hoy si mañana vuelves a hacer lo mismo. Por ejemplo, si pides perdón hoy a tu pareja por haberle gritado, pero al día siguiente le vuelves a gritar, entonces todo habrá sido inútil, y la próxima vez que pidas perdón la persona te mirará con reserva e incredulidad.
Recuerda que ganar la confianza de alguien lleva mucho tiempo, pero para perderla hace falta únicamente un instante.
6. Perdónate a ti mismo
Tal vez la parte más complicada no sea lograr que otra persona te perdone, sino más bien lograr perdonarte a ti mismo. Cuando sentimos que fallamos, sentimos culpa, nos embriagan sentimientos negativos hacia nosotros mismos que reducen nuestra autoestima.
Por lo tanto, no bastará con conseguir el perdón de la persona a la que le fallamos. Necesitamos perdonarnos, reconciliarnos con nosotros mismos. Tenemos que dejar de ser nuestros más duros jueces y comprender lo imperfecto de nuestra condición humana para poder seguir adelante.
Los 4 últimos consejos para pedir disculpas
Si pedir perdón no es una tarea fácil, estar del otro lado y perdonar a quien nos hizo daño tampoco lo es. Muchas veces, dejamos que el rencor y el deseo de venganza nos empañen el pensamiento, dificultando así que podamos perdonar de corazón.
Implica mucho más que pronunciar la palabra “perdón”, perdonar va más allá de pronunciar las palabras “te perdono”.
Aprender a perdonar puede traer más beneficios al que perdona que al que es perdonado. Gracias al perdón nos sentimos liberados, como quien deja atrás una carga muy pesada. Podemos continuar con nuestra vida sin quedarnos estancados en el pasado y, sin duda, nos aportará equilibrio y paz interior.
A pesar de que perdonar es lo mejor para nosotros mismos, no siempre es una tarea fácil. Cuando alguien falla nos sentimos lastimados, heridos y esas heridas no se curan con rapidez.
Los sentimientos de rabia, resentimiento y venganza pueden llegar a apoderarse de nosotros. Esto no solo nos vincula al dolor, sino que no nos permite seguir. Para curar nuestras heridas necesitamos perdonar. Algunos consejos para que puedas recobrar esos sentimientos son:
1. Reconoce tus propias emociones
Si te fallaron, si te pagaron mal, probablemente tengas muchas emociones intensas dentro de ti que no terminas de comprender del todo. Lo primero que necesitas hacer para superarlo es tranquilizarte un poco, reconociendo y comprendiendo tus propios sentimientos.
No intentes negar lo que sientes. Tan solo reconoce tus sentimientos. Es lógico estar molesto, sentir rabia y fastidio. Las emociones en sí mismas no son ni buenas ni malas.
Lo que está bien o mal es lo que uno hace a raíz de esas emociones. Si sientes rabia, por ejemplo, es habitual, pero si le pegas a alguien por eso entonces estará mal. Para superar lo sucedido necesitas, ante todo, entender cómo te sientes.
2. Decide si deseas perdonar
Perdonar es una decisión propia. No esperes que la otra persona haga algo para “ganarse” tu perdón. Tú eres libre de perdonarla, independientemente de la actitud que el otro tome. Tal vez esa persona nunca te llegue a ofrecer una disculpa, pero perdonar será más importante para ti que para el otro.
Por lo tanto, analiza lo que ganas y lo que pierdes al perdonar. Pregúntate si vale la pena perdonar y toma la decisión de manera consciente . Esta actitud te ayudará a mantenerte firme en tu decisión cuando las cosas se vuelvan difíciles.
3. Expresa tus sentimientos y busca diferentes maneras de protegerte
Si tienes la oportunidad de hablar con la persona que te dañó, explícale cómo te hizo sentir. No se trata de iniciar una pelea con esa persona, sino de que entienda cómo te afectó.
Si no tienes la posibilidad de hablar con esa persona busca la forma de expresar tus sentimientos. Puedes, por ejemplo, escribirle una carta (que nunca enviarás), en la que puedes volcar todo lo que llevas dentro.
Tras ello, busca la manera de evitar que esto te vuelva a pasar. Tal vez rompiendo la relación con esta persona o tal vez pidiéndole que se comprometa con determinadas cosas que son importantes para que recuperes la confianza.
4. Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor
No pienses que porque decidiste olvidar te dará una especie de amnesia y no volverás a pensar en el asunto que te hirió. Lo más probable es que esto no ocurra, pero deberás intentar liberarte de este dolor, dejarlo atrás hasta que en algún momento logres recordar los hechos sin que te duela.
Recuerda que perdonar es un proceso, que no ocurrirá de inmediato en el momento que pronuncies las palabras “te perdono”. Te llevará tiempo. Cuanto más hondo haya sido el dolor, más tiempo te llevará. Tendrás que poner algo de tu parte para no ceder a los sentimientos negativos que se puedan generar.
Frases sobre el perdón
Para terminar con este artículo te dejamos algunas frases que invitan a reflexionar sobre el perdón, su importancia y sus beneficios. Espero que te sirvan en esas situaciones comprometidas:
- “El perdón es una doble bendición: bendice al que lo da y bendice al que lo recibe”.
- “No hay liberación más grande que el perdón, perdona a los demás y perdónate a ti mismo”.
- “Cualquiera puede disculpar, pero solo las almas grandes son capaces de perdonar”.
- “Perdonar es mirar al futuro, libre de rencores y resentimientos”.
- “Perdonar es hacer limpieza por dentro, sacar lo malo que alguien dejó dentro de ti”.
- “La venganza me hace igual a mi enemigo. El perdón me muestra superior a él”.