Acrofobia o miedo a las alturas

La acrofobia o miedo a las alturas es una de las fobias más comunes del mundo. De hecho, se cree que hay tantas personas que temen a las alturas como mujeres que temen a los ratones. (1)

Al igual que todas las demás fobias, esta también es un miedo irracional; no debe suceder nada en las alturas que te ponga en riesgo para hacernos sentir que lo estamos, cuando somos acrofóbicos solamente sentimos miedo de estar ahí arriba.

No debe confundirse la acrofobia con el vértigo. Este último es una sensación de mareo al estar en las alturas, haciendo que lo que vemos por abajo se mueva como si el lugar se estuviera meciendo, aunque en realidad no esté pasando nada.

Por lo general, el vértigo suele ser momentáneo y puede controlarse pasado algunos segundos, cuando tu cerebro se organiza y estabiliza la visión a su alrededor.

Así, la mayoría de las personas acrofóbicas lo último que sienten es vértigo debido a que la sensación de pánico y desesperación supera cualquier otra emoción que pueda generarse. En algunos casos el vértigo sí puede generarse como un síntoma, pero solo cuando la acrofobia es menos intensa.

Lo más curioso de este trastorno es que muchas veces no sabemos que lo padecemos, debido a que no todos tenemos un estilo de vida que nos lleve a estar a cientos de metros sobre el nivel del mar. Solo cuando tenemos la oportunidad de subir a un rascacielos o volar en helicóptero nos damos cuenta de que realmente tenemos fobia a las alturas.

Es así como al ir a la torre Eiffel y subir hasta el mirador, en algunas ocasiones podemos ver a algún turista que se aferra a las vigas, incluso algunos que sufren ataques de pánico intensos. Esto se debe a que no sabía que era acrofóbico hasta que ha subido hasta uno de los monumentos más altos construidos por el hombre.

Síntomas de la acrofobia

Los síntomas de la acrofobia suelen ser muy similares a los de otros miedos irracionales.(1) Por lo general, la intensidad de los síntomas varía según cada persona y qué tanto por ciento de miedo se tenga realmente a estar en las alturas. Es así cómo podemos identificar diferentes síntomas, como:

  • Ataques de pánico: los ataques de pánico son el principal síntoma de cualquier otra fobia. En este caso, nos sentiremos aterrados y podremos reaccionar según la situación en la que nos encontremos, pudiendo quedarnos completamente paralizados, llorar o gritar desesperadamente una vez estamos ahí arriba.
  • Taquicardias: las taquicardias son el síntoma más común entre las personas con miedo a las alturas. Nuestro corazón se va a acelerar rápidamente y esto va a generar otros síntomas en nuestro cuerpo, como que la respiración también sea acelerada.
  • Asfixia: nos sentiremos faltos de aire u oxígeno, nos va a costar mucho más poder respirar. Esto quizás se deba a un efecto secundario de la aceleración del ritmo cardíaco o de la sensación de pánico generalizado que se crea una vez estamos arriba.
  • Sensación de desequilibrio: por un momento sentiremos que no estamos estables en el lugar que ocupamos. Vamos a sentirnos inseguros y, por ende, puede que tratemos de concentrar todo nuestro cuerpo en su centro de equilibrio, agachándonos o adoptando una posición fetal.
  • Vértigo: en algunos casos, cuando la acrofobia no es tan intensa, puede que sea sustituida por una sensación de vértigo, pero este síntoma no siempre aparece.

Todos estos síntomas varían según cada persona y que tanto miedo tenga a las alturas. Es por ello que puede que algunos no experimenten los mismos síntomas que otros a pesar de que ambos tengan fobia a las alturas.

Miedo a las alturas

Causas del miedo a las alturas

Las causas de las fobias son algo inciertas. En la acrofobia continúan siendo solo teorías y no se asegura nada. Sin embargo, no podemos ignorar la posibilidad de que alguno de ellos sea una causa real.

1. Un mecanismo de defensa

El primer estudio que se realizó en torno a la acrofobia fue en 1960. En aquel entonces los psicólogos Gibson y Walk pusieron en práctica el experimento que se conoce como acantilado visual. Este consistía en colocar un panel de cristal en un acantilado, lo cual permitía que las personas que se posaran en él pudieran ver todo el recorrido que había en caída libre.

Para este experimento se utilizaron bebés, no solo humanos sino también de varias especies. Lo curioso fue que ningún bebé se animó a caminar por el techo de cristal a pesar de estar acompañados por sus madres, que sí se posaban sobre él.

Esto los llevó a pensar que el miedo a las alturas es un mecanismo de defensa del nuestro cerebro y que todos los humanos lo padecemos.

Sin embargo, esto no explica por qué hay personas que padecen este trastorno y otras que ni se inmutan al estar a grandes alturas, como los paracaidistas, practicantes de salto de base y un largo etcétera de personas, que incluso se sienten a gusto estando ahí arriba.

2. Una cuestión de percepción

Es una de las últimas teorías sobre la fobia a las alturas.

En julio de 2013 un estudio realizado por varios expertos de las universidades de Nuevo México, Berkeley y San Francisco para la reconocida revista Psychological Science proponía que el origen de este miedo irracional se encontraba en la “propiocepción”, que no es otra cosa que la percepción visual de cada individuo sobre sus propios movimientos.

Para probar su teoría utilizaron nuevamente a bebés, pero en este caso todos eran humanos, que estaban aprendiendo a gatear o que no lo habían hecho aún. Cuando un niño está aprendiendo a gatear, nada le impide hacerlo, no tiene miedo de lo que pueda suceder en el proceso.

Sin embargo, a medida que comienza a tener conocimiento de su propio movimiento y las consecuencias que cada uno de ellos tiene, se vuelve más cauteloso.

Colocaron a los bebés en un borde de cierta altura y no sentían pánico. Todo cambió después de la primera prueba. El primer experimento que se realizó fue colocar a aquellos que aún no gateaban en go-karts. Los investigadores manejaban estos vehículos con un control remoto y estuvieron sometiendo a los pequeños a esta actividad durante más de dos semanas.

Posteriormente, los colocaron nuevamente en el borde y el resultado fue curioso. Sus latidos se aceleraron a cinco por segundo, un claro indicativo de que estaban ansiosos.

El fundamento para esta teoría es que una vez comenzamos a movernos, nuestro cerebro empieza a estar más atento para mantener el equilibrio del cuerpo. Sin embargo, esto tampoco explica por qué muchas personas no sienten este temor si se supone que es un mecanismo cerebral.

Miedo a las alturas

3. Traumas pasados

Como en todas las demás fobias, las experiencias traumáticas pueden ser la mejor explicación para entender por qué algunas personas padecen de fobia a las alturas y otras no tienen problema con ello.

Si un individuo tiene en algún momento de su vida una experiencia traumática en las alturas, como ir viajando en un avión y que se produzca una turbulencia, puede relacionar la sensación de pánico que tuvo con las alturas y de este modo volverse acrofóbico.

Cómo superar el miedo a las alturas

El miedo, como cualquier otra emoción, puede ser controlado siempre y cuando se tenga el valor de enfrentarlo. Es por ello que podemos encontrar modos de superar nuestro miedo a las alturas y, de este modo, poder disfrutar de toda la diversión que podemos tener a varios metros sobre el nivel del mar.

1. Auto tratamiento

No es expresamente necesario contar con ayuda profesional para superar esta fobia. Una persona con suficiente valor puede afrontarlo sin ningún tipo de problema.

Lo primero que debes hacer es identificar qué es lo que más te aterra de estar en las alturas.(2)

Una vez hecho esto, es necesario que analices las probabilidades reales de que eso a lo que tanto le temes pueda suceder en realidad. ¿Sabías que solo uno de cada millón de vuelos que se realizan al año pueden desplomarse realmente? Ni hablar de las probabilidades de que un rascacielos se venga abajo justo en el momento en que decidiste subir al mirador.

Como todo miedo irracional tendemos a magnificar los riesgos para volver cada momento en el que estamos arriba en una verdadera tragedia, pero ¿realmente nos va a pasar algo malo cuando hayamos subido? La respuesta es que no. Por ello debes enfrentar este miedo y no dejar que afecte a tu estilo de vida.

Esta circunstancia no quiere decir que debas exponerte rápidamente a las situaciones que antes te aterraban. Como todo en la vida, debemos ir enfrentando nuestro miedo gradualmente, hasta que sistemáticamente lo hayas superado.

2. Ayuda profesional

Es posible que en ocasiones nuestro miedo sea tan intenso que necesitemos de ayuda profesional. Un especialista capacitado puede ayudarte a aplicar un tratamiento cognitivo-conductual.

De esta forma te expondrá gradualmente a la situación que te genera pánico. Él va a saber exactamente cuáles son los niveles a los cuales exponerte para evitar que el proceso sea mucho más traumático que el trastorno como tal.

Además, un profesional puede ayudarte con tecnología. Desde 2010 se ha notado un excelente resultado en la utilización de la realidad aumentada para tratar la fobia a las alturas. Su aplicación ha demostrado que es igual de efectivo que la exposición a situaciones reales.

Las terapias con realidad virtual pueden ser mejores debido al ahorro de tiempo y dinero para el paciente, además de que puede ser aplicada en cualquier momento del día.(3) Si cuentas con algún visor de realidad aumentada en tu hogar, puedes programar sesiones para ir superando esta condición.

3. Meditación

La meditación puede ser un excelente tratamiento para superar la acrofobia. Debido a que al momento de estar expuesto a estas situaciones las personas pierden su sentido de equilibrio, uno puede cerrar los ojos y utilizar su oído interno para controlar la situación.

Con meditación podemos mejorar nuestro oído interno, además de adquirir más control en situaciones apremiantes. Si combinamos este método con un tratamiento cognitivo-conductual, los resultados serán mucho más rápidos y podremos superar el miedo a las alturas en menos tiempo del que pensábamos.